se confirma el sueño, con su llegada lenta y ordenada,
con sus colas encendidas a lo largo del colchón.
Me acerco al precipicio para verlos pasar.
¡Atención, rémoras!, caen sin sobresaltos al vacío,
Me acerco al precipicio para verlos pasar.
¡Atención, rémoras!, caen sin sobresaltos al vacío,
lentamente, mecánicamente.
Pero no se suicidan, no. Solo buscan otros planos más amables
Pero no se suicidan, no. Solo buscan otros planos más amables
y se lanzan sin dudarlo por el talud blanco,
sobre el vacío abierto que termina en el mar.